Evangelio de Hoy

Hermanas y hermanos! ¡Paz y bien!

Después de enviar a sus discípulos a la misión, el Evangelio nos presenta los resultados de este envío: «le contaron todo lo que habían hecho y enseñado» (Mc 6,30). Jesús tiene una propuesta a sus discípulos: «Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco». La situación en la que ellos se encontraban es dramática, pues no encontraban tiempo ni para comer. Sabemos del valor que tiene la comida, no apenas para reponer las fuerzas, sino también para afianzar los lazos de comunión, algo que se está perdiendo en nuestra sociedad con las fast food y el ritmo enardecido de la vida urbana.

Si por un instante miramos nuestro ritmo semanal, puede ser que nos descubramos cansados: nos explotamos a nosotros mismos al exigir un rendimiento personal y laboral interminable. Incluso nuestros descansos están en función del trabajo. Descansar supone reconectar con nuestro interior, dedicar tiempo a Dios. Es verdad que muchas personas están en búsqueda de la meditación, lo que es algo muy bueno. Pero la meditación cristiana nos ofrece la oportunidad única de estar con Aquel que es nuestra fuente. Solo Él puede reponer nuestras fuerzas con su pan, con su propia vida.

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